Los productos congelados en Cádiz se utilizan desde hace miles de años, pues los primitivos pobladores ya estaban interesados en conocer la mejor manera de conservar los alimentos que cazaban. Para este fin usaban hielo y agua, ya que, de esta forma, frenaban la descomposición de sus piezas de caza.
Pero no fue hasta 1748 cuando un escocés, William Cullen, construyó el primer frigorífico basado en electricidad. De todas formas, los productos congelados en Cádiz llegaron bastante tiempo después del año 1842, fecha en la que se estableció la congelación de comida de modo comercial.
Sin embargo, fue Charles Tellier quien, en 1874, puso en circulación el primer barco frigorífico, lo que supuso una gran revolución en los métodos de conservación alimentaria.
El navío, llamado “Frigorifique”, realizó el traslado de carne durante una travesía de ciento cinco días desde El Havre a la ciudad de Buenos Aires. Esto significó, sin duda, la antesala de la congelación tal y como la conocemos hoy en día.
Pero aún habría que esperar varios años para que se sirvieran menús congelados, ya que los primeros fueron consumidos por los pasajeros de una línea aérea de Estados Unidos. Aunque, realmente, la gran revolución en torno a los alimentos congelados llegó en la década de los sesenta del siglo pasado. La gente comenzó a consumir alimentos sometidos a congelación cuando los astronautas los empezaron a utilizar, concretamente el gran auge fue a partir de 1969, año en el que se realizó el primer viaje a la luna.
En Congelados Disel somos conocedores de la historia de la congelación en nuestro país, donde se comenzaron a consumir productos congelados en las zonas costeras como la de nuestra empresa. Se escogieron estos lugares, precisamente, para conservar los excesos producidos por la pesca, en una época en la que ya no se acostumbraba a utilizar el salazón como método de conservación.